| En la declaración de Medellín quedaron contenidas 14 recomendaciones para lo que debe ser el manejo del fútbol y la invitación a construir el manual de convivencia nacional.
Después de dos días de deliberaciones quedó abierta la discusión del Protocolo nacional para mejorar la convivencia en los estadios de fútbol del país.
La idea inicial, según lo expresaron sus organizadores, era sembrar las bases en la construcción de esta guía ciudadana al brindarle espacios de diálogo a los diferentes estamentos que hacen parte del manejo y control del balompié.
La participación fue amplia y generosa, al punto que en Plaza Mayor estuvieron 350 personas, en su mayoría hinchas -algunos venidos de 14 ciudades del país-, quienes se reunieron para abrir las puertas del diálogo y poder compartir ideas de cómo debe ser el manejo de esta convivencia en los escenarios del fútbol.
Algo que quedó en firme de este encuentro fue la condena de los alcaldes de Medellín, Cali y Bogotá -los promotores de la cita- y el vicepresidente de la República, sobre el manifiesto rechazo a la violencia, lo que quedó registrado en una declaratoria.
El paso siguiente, era buscar un punto en común alrededor del Protocolo nacional de siete puntos básicos, que durante las dos jornadas tuvo amplia discusión, incluso con la participación de todos aquellos que tienen que ver con el fútbol.
Hinchas, barristas, autoridades nacionales y locales, dirigentes del fútbol, árbitros, periodistas e invitados especiales de Argentina, se congregaron para plantear el tema, discutir sus alcances y buscar salidas a la problemática de la violencia que acompaña a este deporte.
El remate del encuentro tuvo una declaración en la que se hacen 14 recomendaciones: el derecho al fútbol, adopción del juego limpio, capacitación y formación de los miembros de seguridad, la creación de mesas de trabajo para la discusión del tema, la responsabilidad social de los protagonistas del espectáculo, el servicio social del fútbol y sus alcances, el comportamiento de los jueces frente a sus públicos, el respeto de clubes, periodistas y espectadores con los jueces, el adecuado comportamiento de futbolistas y técnicos, el trato de los periodistas, sus derechos y deberes, el apoyo social a los programas que desarrollan las barras, y el respeto mutuo entre hinchas, barras y aficionados.
Lo clave
El punto neurálgico del encuentro giraba alrededor de la creación de las bases del Protocolo nacional, que igualmente están contenidas en la declaración de Medellín.
"Exhortamos a construir entre todos los actores ligados al fútbol, comprendidos los órganos de control, a seguir avanzando en la construcción de un Protocolo, con reglas de procedimiento que velen por la convivencia entre todos los directa e indirectamente implicados, para que este deporte sea gestor de paz, salud mental y tolerancia social en el marco de la diversidad que nos une, que se mantenga la alegría en las tribunas de los estadios y en las canchas, que se conviva pacíficamente en las carreteras, en barrios y hogares de los ciudadanos, que se proponga un proyecto de ley discutido con los diferentes actores, incluidas las barras, para que nunca más tengamos que lamentar tragedias como las que enlutan a varios hogares colombianos".
Seguridad es un deber del Estado
Mario Luis Gallina, miembro del Comité Antiviolencia en el deporte (Fifa-Uefa) dijo ayer que la seguridad es un deber del Estado y tiene que usar "el arma mortal" de la democracia que es la ley.
"Colombia encontró un cáncer precoz y como tal debe tratarlo. Si se hace necesario se debe reprimir dentro de la ley", dice Gallina. Para él, el equipo visitante debe responder por sus aficionados que van a otros estadios. Su colega, Juan Carlos Blanco, opina que todo equipo tiene el derecho de admisión y debe ejercerlo. Se hace necesario individualizar e identificar a los responsables de los actos violentos.
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